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Tubbataha - Filipinas 2007
Por: Antonio Toledano
(Publicado en el nº4 de SENSACIONES)
Vivir en la Comunidad de Madrid tiene un gran inconveniente para un buzo: aquí no hay playa. El buceo se limita a las escapadas que pueda hacer uno en los meses de verano con todo lo que eso implica, coche, alojamiento, etc. Pero el hecho de que mi mujer sea medio filipina me brinda la oportunidad de escaparnos todos los años en invierno a Filipinas, donde me hincho a bucear hasta la saciedad.
Todos los años vamos en Febrero por varias razones, es época baja para los vuelos, aquí hace un frío que pela y es de los mejores meses para estar en Filipinas (la mejor época va de Diciembre a Marzo). Pero este año fuimos papis por segunda vez en Enero, por lo que hubo que retrasar nuestro viaje anual hasta Abril, así que me dije, este año... a Tubbataha (http://www.tubbatahareef.org/).
Tubbataha no sólo es Parque Nacional de Filipinas, también es Patrimonio de la Humanidad protegido por la UNESCO (http://whc.unesco.org/pg.cfm?cid=31&id_site=653), y sólo se puede bucear desde finales de Marzo hasta principios de Junio, es decir, tres meses al año. El puerto más cercano y punto de partida de todos los "vida a bordo" es la ciudad de Puerto Princesa, en la bonita isla de Palawan.
Siempre buceo en Filipinas con mis amigos de allí y este año por primera vez no me podían acompañar, pero no fui sólo. Edward, un amigo de mi amigo Alfie, se había apuntado también al viaje y como él tampoco conocía a nadie fuimos compañeros de camarote.
Nos conocimos facturando en el aeropuerto doméstico de Manila, aunque antes habíamos hablado por teléfono. Fue fácil ya que le dije, soy blanco, alto y con una maleta PELI que no suelto de la mano, y esas aclaraciones en un país donde todos tienen un moreno envidiable y no son muy altos que se diga, no tienen pérdida.
Nada más llegar a Puerto Princesa nos estaba esperando el personal de tierra del Oceanic Explorer
http://www.expeditionfleet.com/liveaboard/tubbataha_liveaboard.htm
y nos llevaron al barco. Dejamos la mochila en el camarote, el equipo de buceo en el lugar que nos indicaron, y como era pronto y el barco no zarpaba hasta las 20:00, nos ofrecieron a los que ya estábamos a bordo hacer un "check out dive".
A mi me vino bien porque no recordaba la equivalencia kilo-libra y como en España buceo con dos kilos de lastre no recordaba cuántas libras eran. Usé 4 libras y me di cuenta de que necesitaba dos más.
Luego me di un capón a mi mismo porque en el log-book lo tenía escrito de otros años: 6 libras.
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Como aun nos quedaba tiempo antes de zarpar nos dimos una vuelta por la ciudad. Fuimos a comprar algo de comida basura, a tomar una cervecita y de vuelta al barco. Zarpamos, cenamos, nos tomamos otra cervecita y nos acostamos. Al despertar miré por la escotilla y... ya estábamos en Tubbataha!!!!
A partir de ahí empezaba el ritmo frenético de unos fantásticos días de buceo, el horario era todos los días el mismo:
- 6:00 Wake up call
- 6:00 Desayuno light
- 7:00 1ª inmersión
- 8:30 Desayuno
- 10:00 2ª inmersión
- 12:00 Comida
- 13:30 3ª inmersión
- 15:00 Snack
- 15:30 4ª inmersión
- 18:00 Inmersión nocturna
- 19:30 Cena
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Los buzos eran todos japoneses excepto Edward (filipino) y yo. Los había de distintas edades, pero había uno que me llamaba mucho la atención, tenía 70 años recién cumplidos y se hacía 4 inmersiones al día. Buceaba con una Nikonos de museo, nunca había visto nada parecido. Enseguida entablamos amistad con Tad, Yoko y Toshiko, que eran de nuestra edad. Tad y Yoko estaban en nuestro grupo para las inmersiones que habían organizado los divemaster. Nuestro divemaster se llamaba Danny que rápidamente nos metió a Edward y a mi en su grupo, ya que es amigo de Alfie, nuestro amigo en común y también divemaster en Anilao. En Filipinas al final todo el mundo se conoce…
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Tubbataha está en medio del Sulu Sea, 92 millas náuticas al sureste de Puerto Princesa, y lo forman dos atolones que cubren 32.300 hectáreas.
Al norte del North Atoll hay un islote en el que anidan diferentes especies de pájaros. Por supuesto está prohibido bajar a tierra. Al sur del North Atoll está la estación de los Rangers; cinco filipinos que viven hay en turnos de 3 meses vigilando el Parque.
Antes de una inmersión por esa zona bajamos a hacerles una visita, cosa que les hace mucha ilusión ya que viven completamente aislados de la civilización. Nos vendieron camisetas y les llevamos algo de comida basura (patatas fritas, etc), y estuvimos hablando un rato con ellos. Si algún día vuelvo les llevaré unas revistas porno, porque pobre hombres, tres meses en el medio del mar sin ver (ni catar) una mujer...
En el South Atoll hay un faro en los únicos metros cuadrados de tierra que hay, tampoco se puede bajar. |
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Las inmersiones fueron las mejores de mi vida. Para empezar la visibilidad no se medía en metros ya que era siempre infinita, polución cero, nunca había visto en mi vida unas aguas tan transparentes. El agua siempre a 28ºC.
En la primera inmersión, cuando llevábamos en el agua unos 20 minutos, aparecen ante nosotros dos tiburones martillo. Se fueron tan rápido como habían llegado pero nos dejaron a todos con la boca abierta... casi se me cae el regulador. Al salir a superficie nos comentó Danny que él, que trabaja todos los años en Tubbataha durante la temporada que abre el Parque, nunca antes los había visto.
Somos afortunados. La inmersión sigue con tortugas, jacks, tiburones punta blanca por todos lados... Pronto nos dimos cuenta de que esa iba a ser la tónica de todas las inmersiones.
En la tercera inmersión de ese día Tad, que iba cerrando el grupo, se pone como loco a llamarnos golpeando su tanque, tenía detrás de él a una manta. Iba directa hacía él y fue capaz de sacarle una foto de frente muy chula, los demás apenas tuvimos tiempo de dispararla un par de fotos antes de que se fuera.
En las nocturnas la vida tampoco tenía nada que despreciar, nos seguíamos topando con tortugas de vez en cuando (una vez casi me estampo la cabeza contra una), tiburones punta blanca (les veías venir porque les brillan los ojos a lo lejos) y en una de ellas presencié una de las cosas más raras que he visto hasta el día de hoy, dos peces escorpión dándose un beso. Me puse como loco a hacerles fotos, no lo podía creer.
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La vida era espectacular y el estado de conservación, propiciado por el aislamiento del sitio, es excelente. Espero que siga así durante muchos años.
El último día sólo hicimos dos inmersiones por la mañana, volábamos al día siguiente y el avión salía a las 10:05, pero en la última inmersión teníamos una sorpresa que nos estaba esperando. Nada más saltar al agua, con las cámaras aun sin encender y empezando a compensar aparece ante nuestras narices un tiburón martillo, estaríamos como mucho a cinco metros de profundidad. Para cuando encendí la cámara y le pude hacer una foto ya se estaba alejando... lección aprendida. Salimos del agua y mi reloj marcaba las 10:15 de la mañana, íbamos a cumplir las 24 horas de saturación por los pelos.
El caso es que el avión despegó al día siguiente con una puntualidad inglesa, así que cumplimos 24 horas menos 10 minutos!!!
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Ese último día se montó un buen fiestón a bordo. Cuando acabamos de comer veo que desaparece Edward. Vuelve a los 10 minutos y me dice: "Antonio, los divemaster y la tripulación están haciendo una fiesta en la proa.
Vente conmigo pero te aviso que te van a ofrecer beber y en Filipinas es de mala educación decir que no, así que si vienes ya sabes lo que te toca". Sabía que no me estaba vacilando porque mi mujer ya me ha instruido en las costumbre filipinas, así que a la proa que me fui.
Llego allí y nada más aparecer empiezan todos a gritar mi nombre y me acercan dos vasos, uno con Tanduay (ron filipino) y otro con un poquito de Coca-Cola. Me tenía que beber todo el ron de un trago y luego aclarar la boca con la Coca-Cola, y así fue. La cosa se fue alargando, los japoneses se fueron apuntando a la fiesta y convirtió en borrachera general. Los cocineros empezaron a sacar comida y claro, cuando la gente esté borracha le entra el hambre así que todos estábamos comiendo y bebiendo, así hasta la hora de la cena.
Danny decía que nunca se lo había pasado tan bien con "sus buzos", y no paraba de recordarnos lo afortunados que éramos al haber visto martillos en dos ocasiones. A las 23:00 más o menos llegamos a Puerto Princesa, habíamos zarpado después de la segunda inmersión, y con la alegría en el cuerpo unos cuantos aventureros y yo nos decidimos a bajar a tierra, coger un "tricicle" (lo que en Bangkok llaman tuk-tuk) e ir a tomar la última.
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A la mañana siguiente todo eran caras de resaca y tristeza por el fin del viaje. Abandonamos el barco a las 8 de la mañana y en 15 minutos estábamos en el aeropuerto facturando. Despedidas, abrazos, intercambio de e-mails…
Mi tristeza era menor que la del resto, yo volvía a Manila y en dos días me iba con la familia a Boracay (http://www.boracayisland.org/photos.shtml), una de las mejores playas del mundo (donde por cierto me hice un par de inmersiones), y a la vuelta de Boracay me fui dos días a Anilao (http://www.planetdive.net/) con mi amigo Mike y nos hicimos 8 inmersiones en dos días...
Ahora a esperar hasta el año que viene, que volveremos en Enero. Ya estoy planeando qué hacer, ¿dar el salto a Palau?, ¿Apo Reef?....
Antonio Toledano
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