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Jordania. Un Rojo "diferente"
(Publicado en el nº8 de SENSACIONES)

Normalmente los viajes de buceo cuentan con la ventaja de que los usuarios somos convencidos de la causa; a la vez, eso es también un inconveniente ya que normalmente nos hemos informado a fondo y sabemos qué esperamos del destino que hemos elegido.

Por otra parte, nuestro turismo de burbujas presenta la dificultad añadida de que nuestra satisfacción depende de variables que nadie puede controlar: atmosféricas, biológicas, etc, etc.

A todo esto hemos de añadir que en muchas ocasiones compartimos nuestras vacaciones con una pareja que no bucea, de modo que las posibilidades de elección se ven drásticamente limitadas (no penséis los solter@s que no hay otras compensaciones ... ).

Hay un destino que –puesto que da una respuesta positiva a estas consideraciones previas- quiero compartir con vosotros: Jordania.

Distintas empresas operan en la zona; yo lo contraté con Empytur y como todo fue a la  perfección, mi agradecimiento a Giora y Javier Tajuelo: durante toda la preparación se portaron como grandes profesionales. Jordania posee una estrecha franja de mar en su parte sur, al noreste de la península del Sinaí, en el golfo de Áqaba: el fondo es, desde el punto de vista biológico, puro mar Rojo (eso sí, sin peces más grandes que un napoleón). Fuimos –el amigo Pep Anguera y yo- a mitad de enero: buen tiempo, aguas limpias y temperatura del agua agradable (mínima, 20º C). Y lo más importante: una oferta cultural y de ocio ( Petra, Jerash, desierto, Ammán, mar Muerto...) capaz de satisfacer al no buceador y hacer compatible un viaje de buceo con los deseos del no “iniciad@”. El vuelo  La Royal Jordanian Airline (http://www.rj.com) vuela dos veces por semana desde Madrid y Barcelona hasta Ammán por menos de 400 euros i/v; de vez en cuando salen ofertas en su web de vuelos por 280 euros; buen servicio en los vuelos.
Por cierto: una vez en Áqaba, la divemaster nos habló de dos líneas de bajo coste que ella utilizaba: unen Londres Gatwick con Elat (en Israel, pero que tiene comunicación directa con Áqaba a diario) o directo con Áqaba: Jules Verne y GB Airways (http://www.gbairways.com) respectivamente; no sé cómo hubiera salido, pero nosotros ya estábamos allí. Estancia Al haber dos vuelos semanales, las posibles combinaciones de estancias son bastantes: aunque nosotros elegimos la de una semana, creo que la mejor es la de 10 días. Los hoteles son baratos. Aspectos previos Jordania es un país islámico vecino de Israel y con numerosa población palestina. Hago este comentario porque, tal como están las cosas, todos nos lo pensamos antes de tomar la decisión de visitar esta zona. Nosotros no tuvimos ningún tipo de problema: la tónica fue la amabilidad y el respeto mutuo. En cuanto a la moneda, el dinar jordano equivale más o menos al euro y es un gustazo ir de descanso a un lugar en el que los precios son más bajos que aquí en casa. En la mayoría de lugares se puede pagar en euros, dólares o dinares; en el mismo aeropuerto se puede cambiar los primeros dinares para pagar el visado de entrada. Ah: y se regatea TODO, desde el taxi hasta el precio del hotel o el de una postal de recuerdo. Así son las cosas
	En cuanto al transporte, lo más económico son los minibuses de alquiler (el estado de los mismos no es objeto de esta crónica) con o sin conductor: son la opción más económica y ágil; también están los taxis y las dos compañías de autobuses que enlazan Ammán y Áqaba (baratas); tren, nada de nada. El viaje Pep y yo salimos del aeropuerto del Prat el domingo 14 de enero por la tarde. Llegamos a Ammán puntuales sobre las 10 de la noche hora local, cuando el vuelo regular hacia Áqaba, nuestro destino de buceo, ya habría salido hacía una hora. Las opciones eran dos: quedarnos a dormir en Ammán y salir a la mañana siguiente o ir a dormir a Petra (que está en la ruta que teníamos que seguir de todas formas para llegar a Áqaba). Ya en Tarragona habíamos decidido la segunda opción: por menos del precio del taxi Aeropuerto-Ammán y la noche de hotel, teníamos el transporte al hotel de Wadi Musa y la noche en el Petra Moon Hotel, www.petramoonhotel.com , a un centenar de metros de la entrada al recinto de Petra ( la habitación doble, muy sencilla, correcta y con desayuno, la conseguimos por 20 euros entre los dos ). Vino a buscarnos al aeropuerto el dueño del hotel y en dos horas estábamos en la habitación.
Comienza la acción Desayunamos en el hotel después del susto de creer que nos habíamos trasladado en el tiempo ( al asomarnos a la ventana nos habíamos encontrado con toda la parafernalia de una legión romana extendida frente a la entrada; luego supimos que iban a rodar en el anfiteatro de Petra una peli de romanos ). Después de caminar cien metros desde el hotel, a las 8 de la mañana entramos en el conjunto monumental de Petra. Los juegos de colores de sus rocas, el siq (el cañón de acceso ), las tumbas, los templos, la subidita hasta el Monasterio, las vistas, el azul intenso de su cielo ... No lo describo: es mejor verlo. Hay que ir. Los beduinos, habitantes originarios, son los que explotan la zona: paradas de recuerdos, paseos en camello, caballo o burro; nosotros, todo el recorrido a pie. A diferencia de otros países de la zona, los chiquillos no piden: te ofrecen lo que tienen; y si les dices que no, no insisten hasta la extenuación. Con los únicos respiros de un ratito en el anfiteatro romano (viendo cómo el grupo de reconstrucción histórica de Jerash simulaba una batalla para una película) y un té en la cima del escalonado –y eterno- ascenso al Monasterio, iniciamos el regreso para comer en Wadi Musa y luego trasladarnos –con el mismo dueño del hotel- a Áqaba, zona económica especial (tiene control policial de acceso y salida como zona fronteriza que es), situada a 160 kilómetros al sur. El Hotel Alcázar (http://www.alcazarhotel.com), de tres estrellas, tiene sus años pero las habitaciones están muy bien y cuenta con dos atractivos: su restaurante y su centro de buceo, el Seastar Dive Center. El personal del hotel y del centro, chapeau.
Comienza el buceo La mañana siguiente nos encontró con el equipo preparado para las inmersiones del día. Aquí quiero hacer un inciso. Con el centro de buceo (que, por cierto, hace precio especial a los clientes del hotel) se pacta la jornada: una inmersión por la mañana y otra por la tarde, dos por la mañana y tarde libre o lo que se desee. Es necesario hacerlo porque en cuanto estamos todos preparados subimos a un minibús (por llamarlo algo, aunque el buen ambiente reinante lo hace parecer el autobús en el que nos sacaban de excursión cuando éramos peques) en el que nos trasladan a sus instalaciones junto al mar: un balneario a 20 metros de la orilla: el Club Murján; si no pactas que te devuelvan al hotel a mediodía, pues te quedas allí hasta entrada la tarde (eso sí, hay un mini-restaurante y se está de coña). Este detalle es importante porque permite hacer dos inmersiones por la mañana y luego tener la tarde libre para cumplir con otras “sensibilidades” turísticas; las posibilidades son variadas: noche en tiendas en el desierto de Wadi Rum, ir al Mar Muerto, algún día en Jerusalén, o ir a Petra si aún no se ha visitado, castillos del desierto ... Para ser sinceros, Pep y yo decidimos un buceo matutino, descanso en hamaquitas al sol con un refresco en la mano, comida ligera, buceo por la tarde y al hotel: ducha, cena, paseo por Áqaba, volcar las fotos en el ordenador ... En cuanto al centro de buceo, muy bueno tanto en organización, material y, sobre todo, personal; los demás no los conozco pero con éste repetiría sin dudarlo. Y al agua ...
Las inmersiones En Jordania hay dos tipos de inmersiones: dado que Áqaba está al final del golfo, la franja de agua no es muy ancha y circulan grandes barcos hacia el puerto, de modo que el buceo no es tan exclusivamente desde embarcación como en la mayoría del mar Rojo: los centros de buceo tienen “resorts” al lado de la orilla y salen desde ellos o con el inefable minibús llegando a puntos de inmersión situados en la costa hasta la frontera sur con Arabia Saudí; a los de embarcación suelen ser reacios y más si la época no es de muchos clientes. Los fondos son parecidos a los del Rojo del otro lado del Sinaí: hay abundantes accesos de arena que poco a poco adquieren una profundidad razonable; no muy lejos de la costa hay paredes que se precipitan al cañón, variadas formaciones coralinas, el inconveniente de la ausencia de grandes peces pero la ventaja de un buceo tranquilo, no masificado y apto para todos los niveles. Además, pudimos dedicar bastante tiempo a la fotografía ya que al acabar la inmersión podíamos quedarnos a 15 metros de la orilla, a cota de seis o diez metros, con formaciones coralinas de abundante vida, hasta apurar tranquilamente la botella: ventajas de estar tan cerca de la orilla. A los amantes de los pecios les espera el Cedar Pride, un gran mercante hundido artificialmente en 1982 a poco más de 80 metros de la costa y a profundidad entre 15 y 25 metros.
Y algo que no debe faltar: inmersión nocturna. Es necesario solicitarla con antelación ya que –debido a cuestiones de seguridad- ha de venir una dotación militar a comprobar identidades, el número de buceadores que entra, el que sale, que sean los mismos, etc, etc. Una vez pasado este mínimo trámite, ha sido la mejor nocturna de mi vida: torpedos, cofres, león, bailarinas españolas, peces pipa fantasmas... una auténtica gozada que no se debe dejar pasar. El regreso El sábado día 20 volvimos desde Áqaba hasta Ammán en el primer autobús que salía (la estación está a 50 metros del hotel); el precio del bus fue de 8 euros (como no se podía regatear, por eso lo pongo). La opción de volar desde Áqaba a Ammán el mismo día del regreso a casa nos la desaconsejó la divemaster ya que, según nos dijo, el vuelo solía salir con retraso y lo más probable era que no pudiéramos realizar el enlace con el vuelo a España. Al llegar a la estación de autobuses de Ammán cogimos un taxi hasta el hotel, situado en el séptimo anillo de circunvalación, en dirección al aeropuerto. Contratamos en el hotel un taxi, por 30 euros i/v, que nos llevó a la ciudad romana de Jerash, una verdadera joya que sin duda recomiendo visitar si os gustan las piedras; comimos allí y volvimos a Ammán en el mismo taxi que nos esperaba. A dormir, y la mañana siguiente un taxi al aeropuerto (pasando un riguroso control de seguridad) y a casita. ¿ Qué no hicimos ? Dado que nuestro viaje era de buceo, y de una semana, tuvimos que renunciar a algunas de las actividades turísticas que se pueden realizar en Jordania: como, eso sí, tuvimos tiempo para hablar con otros turistas de lo que ellos habían hecho, en general todos estaban de acuerdo en la excursión al desierto de Wadi Rum (cercano a Áqaba) a pasar la noche en tiendas con un grupo de beduinos: las estrellas en el cielo oscuro y el silencio eran los argumentos que más esgrimían. Otra de las escalas podría haber sido la ruta por los castillos medievales (más en la zona norte) o el baño en el Mar Muerto. Por último, un paseo por Ammán es una posibilidad a tener en cuenta según nuestro calendario y el horario de los aviones. Epílogo Jordania es un buen destino, de bonito buceo y sin masificar. A su favor juega la diversificada oferta turística. En su contra, sólo el recelo que provoca la situación política en la zona; el día que ésta desaparezca, sin duda Jordania será uno de los principales destinos turísticos (de buceo o no) de Oriente Próximo.   Rafael Pérez García rperg@tinet.org Tarragona

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