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SOBRE EL PÁNICO
Su prevención, identificación y solución
1 – INTRODUCCIÓN.
pánico. (Del lat. panĭcus, y este del gr. Πανικός).
2. adj. Se dice del miedo extremado o del terror producido por la amenaza de un peligro inminente.
El miedo es una reacción natural ante un medio en principio hostil para poner en guardia al cuerpo ante una eventual agresión. En ese sentido es defensivo, natural y bueno. Sin embargo, el miedo incontrolado o pánico, no protege, sino que paraliza y puede tener consecuencias muy graves.
Un muy alto porcentaje de los accidentes de buceo, cercano al 40 %, no se deben a fallos en el equipo, condiciones climáticas adversas o condición médica del buceador, sino al pánico. Y de aquellos, los que acaban con un desenlace de muerte son causados, en primer lugar, por el pánico y en segundo lugar, por embolias producidas por rápidos ascensos también debidos al pánico. Por ello, el conocimiento de este fenómeno es crucial para la seguridad del buceador.
Todo el mundo tiende a pensar que el pánico se produce por circunstancias objetivas, como por ejemplo, un fallo del regulador. Sin embargo, muchísimas situaciones de pánico se producen sin causa objetiva aparente, ni fallo de equipo alguno. También se tiende a pensar que sólo afecta a los novatos. Si bien es evidente que la experiencia evita en gran medida situaciones que pudieran devenir en pánico, muchas veces se han producido estas situaciones incluso entre profesionales. Por ello, se puede afirmar que nadie está totalmente libre de una posible situación de pánico. |
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Este escrito no se referirá al pánico sentido por un peligro objetivo que aparece súbitamente, ni por el fallo de una parte esencial del equipo. Se referirá únicamente al que aparece en situaciones sin peligro inminente y, muchas veces, sólo con la sensación de un peligro que, realmente, no existe , es de poco riesgo o perfectamente controlable.
2 - TIPOS DE REACCIONES DE PÁNICO.
Fundamentalmente, son dos: reacciones activas y reacción pasiva.
2.1 – Reacciones activas
Las reacciones activas suelen ser de huida en busca de una supuesta seguridad, casi siempre hacia la superficie. Sin embargo, estas son irracionales y descontroladas, por lo que normalmente se producirán reteniendo la respiración e incluso desprendiéndose violentamente de todos los elementos extraños del equipo, como el regulador o las gafas. Pocas veces se puede corregir esa situación bajo el agua.
En este caso, el gran peligro es la sobre-expansión pulmonar. La única solución es que el compañero pare inmediatamente el ascenso del buceador en estado de pánico, lo sujete firmemente, establezca con él contacto ocular y dé solución al problema que le ha hecho entrar en pánico. Si se consiguen ambas cosas es posible que se tranquilice. En caso contrario, rápidamente lo deberá llevar a la superficie sujeto en un ascenso controlado, cuidando especialmente los diez últimos metros de ascensión. Debe hacer que suelte el aire mediante un manotazo en el pecho, por ejemplo. Es preferible que trague agua a que sufra lesiones pulmonares.
Se será muy cuidadoso para no resultar nosotros también accidentados.
2.2 – Reacciones pasivas
Se produce una catatonia paralizante producto del pánico, aunque cualquier contacto puede dar lugar a una reacción activa. Nuestra actuación ha de ser la misma que en el caso anterior |
3 - ¿SE PUEDE “SOLUCIONAR” EL PÁNICO?
Lo primero que viene a la mente es si es posible aplicar un protocolo de actuación en caso de pánico. La respuesta es más bien negativa: una vez que se desencadena el pánico en un buceador, ya hemos visto qué pocas cosas se pueden hacer debido a que este estado, por definición, incapacita para seguir cualquier clase de protocolo.
Por ello, lo importante es prever cuándo se puede desencadenar el pánico y actuar en consecuencia.
El pánico siempre debe ser prevenido sin esperar a que aparezca.
Sin embargo, tanto el compañero como uno mismo, sí podemos reaccionar ante un aumento de tensión que pueda desencadenar el pánico, incluso ante los primeros momentos de éste. Este escrito pretende identificar las causas y síntomas de dicha tensión o estrés previos para prevenirlos, evitarlos o reducirlos y así evitar que el pánico aparezca. |
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4 - ¿CÓMO SE PRODUCE HABITUALMENTE EL PÁNICO?
Salvo excepciones, el pánico no surge inesperada e inmediatamente, sino que pasa por diversas etapas acumulativas que pudiéramos clasificar de la siguiente manera:
- estados anteriores de nerviosismo o ansiedad
- etapa de estrés o angustia inmediatamente anterior al pánico y ataque de pánico, propiamente dicho
5 - ¿CÓMO SE IDENTIFICAN LOS SÍNTOMAS PREVIOS EN LA INMERSIÓN?
Antes de entrar en pánico un buceador, primero presenta una serie de síntomas que pueden ser identificados (tanto por el compañero, como por él mismo). Naturalmente , aquel podrá identificarlos sólo si está pendiente. Por ello, se insiste en la observación del compañero, extremándola sobre todo en el descenso, ascenso y ante cualquier circunstancia extraña o inesperada.
5.1 – Síntomas previos a la inmersión.
Los habituales del nerviosismo. Un buceador inquieto repasa una y otra vez el equipo y en ningún momento aparece relajado.
5.2 – Síntomas durante la inmersión.
5.2.1 –Generales
Durante la inmersión, la forma en que más habitualmente detectaremos en un compañero la ansiedad será la continua observación de los instrumentos, especialmente manómetro y profundímetro. Si lo detectamos, tendremos que estar atentos pues puede pasar a sentir angustia y de ésta, al pánico.
En nosotros mismos, una especial preocupación por cualquier tema, nos indicará que estamos ansiosos.
5.2.2. - Proceso de respiración agitada.
El buceador comienza a ponerse nervioso, incluso sin causa aparente. Su respiración empieza a agitarse, produciendo burbujas más frecuentemente, lo cual puede ser detectado por el compañero, si está atento.
Si se le mira a los ojos, presenta cara de susto, arqueando las cejas. Por lo general, no mira a nadie y no presta atención a lo que los demás hacen. Si se le pregunta algo, tiende a dar respuestas cortas y sin mirar a los ojos, esquivando la mirada.
Esa respiración agitada produce una mala ventilación y una eliminación incorrecta del CO2, que empieza a acumularse. La necesidad de respirar no se produce por la falta de oxígeno en sí, sino por el aumento de CO2 (que van relacionados por la ley de Dalton). Este gas es tóxico y dispara la alarma al cerebro, indicándole de que nos estamos asfixiando.
Como consecuencia, el cuerpo interpreta esta acumulación como una falta de oxígeno y el corazón empieza a bombear más deprisa para aportarlo. El buceador empieza a sentir los latidos de su corazón y se pone aún más nervioso, lo que produce que aún respire peor y comience a tener una intoxicación por CO2, que empieza a producir sensación de verdadero ahogo, aumentando aún más el nerviosismo en un círculo vicioso de respiración cada vez más agitada. Si el proceso continúa, se desencadena el pánico.
Si no se consigue detener el proceso, la intoxicación produce lo que se llama "hambre de aire" y ante esa situación el buceador entra en pánico, suelta el regulador porque "no le da aire suficiente", e intenta llegar a la superficie lo más rápidamente posible, produciéndose habitualmente la sobre-expansión pulmonar, ya que, en esas condiciones, el buceador no soltará aire al ascender, creyendo que no lo tiene. |
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5.2.3- Proceso de percepción de “respiración insuficiente”.
También puede pasar que al buceador en pánico se le "olvide respirar". Entonces pasa una situación diferente, pero con los mismos resultados fatales. Para el compañero es más difícil de diagnosticar, puesto que falta la salida continua y exagerada de burbujas. Siempre hay un desencadenante, real o ficticio. El buceador intenta inspirar, notando que le falta aire, pero no lo suelta, no espira. Al tener ya los pulmones llenos, no le entra aire. Piensa angustiado que el regulador no le da aire. Por lo tanto la reacción "lógica" es desembarazarse de él.
Lo siguiente es ir a buscar aire donde sabe, de manera instintiva, que existe en abundancia, la superficie. Y se produce el escape libre, reteniendo la respiración todavía más ya que cree que no dispone de aire en sus pulmones y el poco que cree tener lo necesita para poder llegar a la superficie. El accidente por sobrepresión es el resultado final.
6 - ¿QUÉ SE PUEDE HACER?
6.1- Durante la inmersión:
Cuando un buceador experimentado siente estas sensaciones y las identifica, conociendo los procesos mencionados, no tiene más que relajarse, agarrarse a algo fijo, cerrar los ojos y centrarse en reducir el ritmo respiratorio, respirando varias veces de manera muy profunda, inspirando y espirando pausadamente, pero con fuerza. |
En unas pocas inspiraciones se eliminará el CO2, reduciendo también la frecuencia cardíaca, la producción de adrenalina, la sudoración, etc... desapareciendo al instante el problema.
Es de hacer notar que el conocimiento del mecanismo de lo que realmente está pasando es lo que permite al buceador exhalar fuertemente el aire, en contra de lo que su naturaleza erróneamente le dicta.
Si nos sentimos temerosos durante una inmersión, intentaremos descubrir (si no lo sabemos ya) que nos produce ese temor y haremos un análisis de la situación. Nos pararemos a pensar, lo cual ya nos tranquilizará, y miraremos nuestras posibilidades de actuación. Nada tranquiliza más que saber que hacer.
Si detectamos angustia en un compañero, nuestra forma de actuación ha de ser similar, debemos dar seguridad y procurar que normalice la respiración. Si resulta posible, le ayudaremos a que haga lo antes explicado, pero además debe notar nuestro contacto. Nunca le dejaremos solo (o que él se sienta solo). En nuestro acercamiento le miraremos a los ojos y nos situaremos frente a él cogiéndole con la mano izquierda por el chaleco, sin dejar de mirarlo. La potencia del vínculo ocular es muy fuerte y si en nuestros ojos puede leer tranquilidad y seguridad, así como que estamos con él y le ayudaremos, esto puede ser suficiente para que supere este episodio.
6.2- Antes de la inmersión:
Muchísimas veces, el estrés no se produce en el agua, sino que se trae del barco. Cuántas veces hemos podido ver la escena de buceadores poniéndose a toda prisa el traje y montando el equipo, sudando para tirarse al agua y descender precipitadamente para alcanzar al grupo. E incluso esta situación frecuentemente es propiciada por patrones o monitores que tienen que cumplir un horario. Estos buceadores, bajarán ya con un alto nivel de estrés, mediante los mecanismos que luego se describirán, que, de ser aumentado por cualquier motivo, contribuirán a provocar una eventual reacción de pánico.
Los estados menores de ansiedad o nerviosismo, anteriores incluso a la inmersión propiamente dicha, se deben corregir a toda costa y evitar que continúen o se incrementen. Por ello, es muy importante seguir un protocolo de conducta desde ya antes a la inmersión, tendente a prevenir y a evitar dichos estados de nerviosismo o ansiedad que pueda facilitar la aparición del pánico.
Estas circunstancias o factores son:
6.2.1 – Generales
Normas que, obviamente, todos debemos seguir o tender a cumplir de la mejor manera posible.
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Evitar el cansancio anterior al buceo
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Evitar el cansancio anterior al buceo
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Bucear en relación con el nivel de formación.
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Bucear en relación con el nivel de formación
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Bucear con material adecuado y bien mantenido (regulador con excesivo esfuerzo inspiratorio, etc.)
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Tenerlo todo debidamente revisado y en condiciones, disponiendo de todo lo necesario (cuidado con el control del material alquilado, a veces insuficiente y extraño a uno)
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Bucear con mezclas adecuadas
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Bucear con una buena preparación física
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Bucear con un plan claramente preconcebido y aceptado por todos los buceadores
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Bucear con un nivel de hidratación adecuado
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Bucear con un buen nivel de entrenamiento: aunque uno nunca sepa cómo actuará en una situación de riesgo hasta encontrarse en ella realmente, es obvio que el entrenamiento aumenta las probabilidades de que ésta sea la adecuada.
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6.2.2. - En el desplazamiento al lugar de buceo (barco o infantería)
Como se ha dicho, muchas veces, las situaciones de estrés se producen en el barco o en el lugar de preparación de la inmersión. Por ello, hay que prestar atención a los siguientes factores:
Tiempo:
- No se debe permitir que NADIE establezca una dinámica de prisas, ni el patrón, ni el guía, ni el instructor, ni el compañero. En ese caso, mejor quedarse en seco. Se debe extremar la puntualidad: muchas veces se crea una situación de premura por tener que recuperar el tiempo perdido en esperar a los que llegan tarde.
- Se debe disponer de tiempo suficiente para prepararse uno y preparar tranquilamente el equipo, procediendo a su comprobación. (la desconfianza –consciente o inconsciente- del equipo, por comprobación insuficiente, es una fuente habitual de estrés).
Calor e hidratación:
- Evitar el agobio por el calor:, se debe evitar una exposición al sol o cualquier otra circunstancia que suponga un calor que pueda ser agobiante. ( Nuestra hidratación de reducirá y nuestra temperatura corporal aumentará, fenómenos que se sabe influyen en la producción de estrés).
- Evitar el calor producido por el traje de neopreno (pensado para protegernos del frío y del medio ambiente). El traje se debe abrochar en el momento adecuado. Éste puede elevar la temperatura interna del cuerpo, lo que dispara el estado de estrés.
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Agobios:
- Evitar agobio por mareo. Si este aparece, resolverlo con suficiente tiempo antes de proceder a la inmersión.
- Evitar el agobio debido a la presión de un traje de neopreno demasiado estrecho. En ese caso, aumentaría el ritmo respiratorio (fenómeno ya descrito anteriormente), la temperatura corporal y la tensión muscular y psíquica por los esfuerzos realizados.
- Evitar agobios por camarotes o recintos en el barco cerrados, mal ventilados o con olor a combustible. Esto empeora la oxigenación y aumenta el nivel de estrés.
Otros:
- Elección adecuada de un compañero. Preferiblemente debe ser conocido, pero se debe evitar bucear con quien no destile tranquilidad y seguridad. La tranquilidad se transmite y ayuda a la inmersión tuya y de tu compañero.
- Si no se conoce el sitio, exigir una charla al centro que nos lleve o al compañero que lo conozca para evitar la incertidumbre por desconocimiento del medio y falta de planificación de la inmersión.
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6.2.3 - En la entrada al agua
Se ha de entrar en el agua con el menor nerviosismo posible ya que el cambio de medio es de por sí una fuente habitual de estrés. Prestaremos atención a los factores que lo aumentan:
Adaptación
- Echarse al agua nunca debe ser un acto precipitado, por lo que se deberán seguir las indicaciones anteriores.
- Adaptación al agua y a la temperatura. Se recomienda (si las condiciones lo permiten), permanecer un cierto tiempo con el chaleco inflado en la superficie, en una actitud de relax para disminuir cualquier estrés producido anteriormente. Se recomienda echar un cabo de corriente o dispositivo similar para facilitar la estancia en superficie sin problemas de asideros.
- Se recomienda el repaso del equipo en la superficie del agua por última vez antes de la inmersión ya que mejora la adaptación y reduce la incertidumbre por desconfianza ante el funcionamiento del equipo.
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Incertidumbre
- En el tiempo de adaptación en la superficie del agua, se recomienda realizar una visualización anticipada del descenso y de la inmersión. Esto reducirá la incertidumbre respecto a lo que podamos encontrar.
- Así mismo, se recomienda realizar con el compañero una anticipación de posibles inconvenientes que pudieran razonablemente surgir: mala visibilidad, corrientes, etc. y anticipación de qué hacer si éstas se produjeran. Esto dará confianza, reduciendo el estrés por incertidumbre.
Cansancio
- Por norma general, siempre cuesta hundirse a la gente con poca experiencia, ya que, aparte de vaciar el chaleco, hay que hacer lo propio con los pulmones, y el novato inconscientemente toma aire en lugar de soltarlo. Esto suele ser una fuente muy habitual de estrés, mala compensación posterior y cansancio inicial que se arrastra durante toda la inmersión.
6.2.4 - Durante la inmersion
Las condiciones de presión y riesgo en el fondo son, de por sí, fuente de estrés. Atenderemos a:
Descenso
- Aunque fisiológicamente se pueda bajar a la profundidad máxima rápidamente y de un tirón, se recomienda hacerlo lentamente. El cambio súbito de situación en superficie a la situación en profundidad, puede ser una fuente importante de estrés.
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Ritmo respiratorio
En submarinistas el estrés debido a múltiples factores (estado físico, equipo incómodo, etc.) se convierte en ansiedad con el ejercicio (aleteo continuo) y con un ritmo respiratorio acelerado o descompasado. Se debe cuidar no hacer mini-amneas y exhalar acompasada y normalmente.
Cansancio
El cansancio es una fuente frecuente de estrés, lo cual favorece el nerviosismo, que produce mayor actividad y, por tanto, mayor cansancio, gasto de aire y, finalmente, mayor nerviosismo en un círculo vicioso que puede devenir en pánico ante cualquier pequeño estímulo inesperado.
Demasiado lastre que nos hace sentir muy pesados y sin avance, aumentando el cansancio y el nerviosismo.
Las corrientes son causa habitual de estrés debido al cansancio y a una respiración acelerada. Se ha de dosificar el esfuerzo, haciendo las paradas que sea necesarias para recuperarse. Se debe estar atento al eventual cansancio del compañero.
Material
Cuidar el material, especialmente las gafas que, cuando se inundan o se rompe la cinta, son causa frecuentísima de pánico. Se recomienda el entrenamiento para estar sin ellas suficiente tiempo y llevar los repuestos adecuados. Se debe cuidar la ausencia de empañamiento.
Cuidar el chaleco para que no quede holgado y la botella se mueva a los lados. Se debe saber en todo momento dónde están las cosas que llevamos y acceder fácilmente a ellas. Es frecuente realizar inmersiones en las que se está pendiente únicamente del equipo propio por desconocimiento de aquel y falta de entrenamiento, produciéndose nerviosismo y exposición a cualquier contingencia inesperada.
Compañero
Se debe tener una señal convenida con el compañero para expresar que se está empezando a producir una situación de estrés descontrolada.
Es importante recordar que el sistema de compañeros está para algo. Tan importante es "estar al quite" para darle aire si nos avisa de que se le está acabando como vigilarle para comprobar si presenta síntomas de estrés. Un ataque de pánico se puede evitar en ocasiones con una cosa tan tonta como ponerse frente al compañero, sujetarlo por el chaleco y hacer que nos mire a los ojos.
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