Submarino C3
“Un panteón en las profundidades”
Reportaje submarino de: Ocean Project
Hundido el 12-12-1936, frente a las costas de Málaga, a 70 m. de profundidad.
Situación del Pecio: N 36º 39' 52,6" W 4º 21' 33,5”
Con la puesta de su quilla el día 5 de mayo de 1924, comienza la historia de nuestro protagonista. Concluidos los trabajos, fue botado por la S.E de C.N el día 20 de febrero de 1929 y tras las necesarias pruebas fue entregado a la Armada el 4 de mayo del mismo año. Los primeros años de su servicio los pasaría participando, como hechos más significativos, en las maniobras con la flota, además de realizar las labores de anfitrión para las pruebas de un invento español. El “Ascensor Submarino” del capitán de corbeta don Arturo Génova Torruella. Esta cápsula era capaz de llevar en su interior a una persona desde el submarino averiado a la superficie y repetir el viaje hasta poner a salvo a toda la tripulación. Las pruebas realizadas con la “Boya Génova” en el C-3 fueron satisfactorias y su artilugio fue instalado en toda la serie C. Corría el año 1931, era esta, una época de bonanza para el Arma Submarina, alcanzando las 16 unidades, record nunca igualado en España.
Foto Archivo Diego Quevedo Carmona.
En 1934 realiza una travesía en compañía de su gemelo C-6, que durante 50 días le llevaría a recalar en numerosos puertos extranjeros.
Al año siguiente, la serie C al completo, realizó otra gran travesía, esta vez de casi dos meses de duración, recalando en puertos europeos y africanos.
GUERRA CIVIL:
Al estallar el conflicto, el C-3 se encontraba en Cartagena, base en la que estaba destinado. La orden de zarpar llegó el 18 de julio y lo izo en compañía de C-1 C-4 C-6 y B-6. El C-3 estaba comandado por el capitán de corbeta Salas Pinto, el segundo comandante era el T.N. Viniegra González y como oficiales, estaban el A.N. Jáudenes Junco y el del mismo empleo A. Arbona Pastor que procedía del B-5. La noche en que se recibió la orden del Ministro de Marina Giral, el comandante Pinto se encontraba en Madrid, por lo que el 2º se hizo cargo del submarino.
Tras el ya conocido “fracaso” de la operación y con los confusos momentos iniciales, a la llegada de los submarinos al puerto de Málaga, el día 20, los oficiales son detenidos y encarcelados. Del C-3 son detenidos su comandante y su segundo. Apoyado por la tripulación, queda al mando el A.N. Antonio Arbona Pastor cuyo cargo es ratificado por el nuevo jefe de la flotilla Ramírez Togores y por el Ministro de Marina al día siguiente.
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Con su nuevo comandante el C-3 continuará con sus patrullas por el Estrecho. En una de estas misiones, recibe la orden de escoltar al petrolero Ophir hasta Tánger, donde varias unidades necesitan petrolear. El 29 de julio, cerca de Ceuta, soporta el ataque de la aviación nacionalista. Con su ametralladora repele a duras penas el ataque hasta que consigue hacer inmersión y pone rumbo a Málaga, donde llega con sus baterías agotadas y precisa de remolque para alcanzar el puerto. Tras esta incursión en la zona de los sublevados (única de la flotilla de submarinos hasta el paso del “convoy de la victoria”) y una vez en Málaga recibe del C-4 toda la munición antiaérea y torpedos, así como repuestos. Era el día 1 de agosto. Desde allí pone rumbo a Cartagena al objeto de realizar las reparaciones tras el ataque.
AL NORTE:
El 15 de agosto recibe la orden de ir al Norte para aliviar la difícil situación en la que se encuentra la zona.
Junto a él partirá el C-6. En el trayecto el submarino sufre una avería que le hace regresar a Cartagena.
Es reparado y el día 23 ya está de nuevo en Málaga, aunque no parte junto a sus compañeros C-1 C-2 y C-5 que esa misma noche salen rumbo al norte, si lo hace dos días después.
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Una vez en el Cantábrico y tras recalar en Bilbao, realiza varias patrullas sin resultado. El 2 de octubre recibe orden de dirigirse a Tánger y después a Cartagena.
En este punto, incluimos el testimonio del hijo de Pepe Sastre (miembro de la tripulación) a quien su padre le contó como habían sufrido un intento de hundimiento por buques nacionales que parecían conocer su posición exacta, concretamente menciona al crucero Cervera. El paso del Estrecho, ahora dominado por los cruceros nacionales supone un alto riesgo, aún así alcanza Cartagena.
Con una importante avería (perdida de un motor diesel) se hace a la mar el día 10 de diciembre con destino a Málaga.
Realiza una escala en Almería para desembarcar algunas piezas y continua viaje. El 11 llega a Málaga donde se le ordena que permanezca fuera del puerto, a la mañana siguiente continua en los alrededores del puerto patrullando la zona.A continuación los hechos conocidos por todos......
Cuando se encontraba navegando en superficie “en pleno día” pues eran las 14 horas, yendo de un lado a otro, pasada la hora de la comida un marinero tiraba los desperdicios por la borda, alegremente, como si se tratase de tiempos de paz, Arbona llevaba al C-3 en superficie acompañado en el puente por el capitán de la Marina Mercante Agustín García, que hacía las veces de segundo comandante.
Trascurridos ya casi 5 meses de guerra y lamentando pérdidas entre las filas del Arma Submarina (pues ya habían caído el B-5 y B-6), Arbona adopta esta postura descuidada, que pagaría muy caro. En las inmediaciones se encontraba el U-34, un bisoño submarino de la también bisoña Kriegsmarine, que formaba parte de la operación Ursula.
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OPERACIÓN URSULA:
La participación de potencias extranjeras en la Guerra Civil es de sobra conocida por todos. La ayuda soviética y francesa del lado republicano y la intervención italiana y alemana del lado nacional, fueron factores a tener muy en cuenta en la comprensión de este trágico episodio de nuestra historia.
Como parte de estas “ayudas” y dentro del campo de los submarinos, destacamos el envío por parte de la URSS de oficiales para los submarinos españoles (todos en manos republicanas) y la intervención de los submarinos legionarios por parte italiana. Por parte alemana, es conocida la participación de la Luftwaffe desde el inicio de la contienda, cuando sirvió de puente aéreo para las tropas del norte de África.
Posteriormente, esta participación se vería aumentada con el envío de la famosa Legión Cóndor. Menos conocida, sin embargo, es la participación de los submarinos alemanes. A medida que la implicación internacional aumentaba, Alemania incrementaba a su vez la ayuda al bando nacional. Así el 20 de noviembre de 1936, el Konteradmiral Günter Grusse decide enviar dos de sus nuevos submarinos tipo VII. En una misión bajo el nombre de “Ejercicio de entrenamiento Ursula” (nombre de la hija de Dönitz.)
Los submarinos escogidos fueron el U-33 (nombre clave Tritón. Puesto en servicio el 25 de julio) y el U-34 (nombre en clave Poseidón, Puesto en servicio el 12 de septiembre), ambos pertenecientes a la Saltzwedel flotilla en Wilhelmshaven.
Para esta comprometida misión, los comandantes de ambos buques fueron sustituidos por oficiales más experimentados. Así Otto Heinrich del U-33 es sustituido por Kurt Freiwald y Ernst Sobe del U-34 deja el mando a Harald Grosse (este último, ya conocía las aguas españolas, puesto que participó en las pruebas del submarino E-1.)
Junto a estos nuevos comandantes embarcaron también sus correspondientes segundos. Los miembros de la tripulación son advertidos, bajo pena de muerte, del secreto de la misión. Los submarinos una vez en el mar, borran las numerales y cualquier identificativo. Alemania fue extremadamente cuidadosa con esta operación temeros de las repercusiones que conllevaría si fuese descubierta. Los dos submarinos cruzaban del Atlántico al Mediterráneo la noche del 27 al 28 de noviembre.
Ambos submarinos tenían ordenes de no actuar hasta que las operaciones de sus hermanos italianos cesasen, para evitar el “fuego amigo”. El día 30 comienza la patrulla en las cercanías de Cartagena (como sabemos la base principal republicana), donde ocho días antes el submarino Torricelli torpedeaba al crucero Miguel de Cervantes. Los alemanes con estrictas ordenes de atacar solo buques de guerra republicanos, llevaron a cabo varios ataques, aunque ninguno tubo éxito. Fallos en los torpedos evitaron que dos destructores y el crucero Méndez Núñez fuesen alcanzados.
El miedo a un posible conflicto internacional, hace que finalmente se suspenda el envío de más submarinos y se ordena a los dos destacados que regresen a su base el 11 de diciembre. Cuando el U-34 regresa de Cartagena rumbo al estrecho, encuentra al C-3 en Málaga.
EL ENCUENTRO:
Así pues el día 12 tenemos al C-3, como se ha dicho, navegando en superficie y al U-34 navegando sigilosamente en inmersión de regreso a su base.
El comandante Grosse no dejaría pasar esta oportunidad tan ventajosa y ordena el disparo de un único torpedo. Aunque lanzar ese torpedo en pleno día y teniendo en cuenta el tipo de objetivo (de poco calado) suponía un riesgo muy alto y contravenía las ordenes recibidas de evitar que Alemania se viese comprometida, el comandante se arriesgó.
El torpedo impactó contra el C-3 en la banda de babor a los dos tercios de la eslora total, produciendo el inmediato hundimiento del submarino republicano y la perdida de 37 vidas, pues de los 40 tripulantes salvaron sus vidas tan solo los marineros Isidoro de la Orden Ibañez y Asensio Lidón Jiménez así como el capitán de la Marina mercante Agustín García Viñas (que como se ha dicho actuaba como 2º).
Los supervivientes fueron recogidos por botes del buque hospital Artabro que salieron inmediatamente en su auxilio. Sigilosamente el U-34 abandona la zona en medio del revuelo y retransmite el siguiente mensaje: “a las 14:19 hemos hundido submarino de la clase C delante de Málaga, en la bahía se hallaba fondeado destructor ingles HO”.
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TEORÍAS:
El mismo día a las 10 de la noche, se anunciaba desde el Ministerio de Marina la pérdida del C-3 en estos términos: “Esta tarde a las dos y media a la altura de Málaga, fue torpedeado por un submarino, evidentemente extranjero, el submarino C-3, afecto a la flota republicana.”
En la redacción de este comunicado seguramente contó el testimonio de Lidón, quien aseguró haber avistado la inconfundible estela del torpedo, que se dirigía hacia el C-3. Así las cosas, el 13 de diciembre, ABC publica este titular: “UN SUBMARINO REPUBLICANO TORPEDEADO POR OTRO EXTRANJERO” otros titulares como este “LA AGRESIÓN A NUESTRA ESCUADRA POR SUBMARINOS EXTRANJEROS” hacen que la versión del torpedeamiento cobre más fuerza.
Inexplicablemente, en días posteriores, empieza a formarse otra teoría que atribuía el hundimiento a una explosión interna. Los testigos presenciales desde los pesqueros “Joven Antonio” y “Joven Amalia” que faenaban en la zona, así como los que estaban en la costa, aseguraron no haber oído explosión y describen una nube de humo blanco, lo que hace pensar en un posible accidente con las baterías. El propio Jefe de la flotilla de submarinos Remigio Verdia Joli, apoyaba esta teoría firmando un informe que aseguraba como causa la explosión interna y que decía así:
“Considero debe descartarse por completo la idea de que el buque fuera torpedeado por las siguientes razones: 1º No se observó la columna de agua de 60 u 80 metros como la que produce un torpedo. 2º No se puede demostrar que la explosión fuera grande porque, entonces, todos los testigos de dentro y de fuera del submarino la hubieran claramente percibido. 3º Ninguno de los que estaban en el puente vieron estela ni periscopio. 4º Ninguno de los pescadores de las proximidades los vieron tampoco. 5º Sobre las cabezas de los náufragos no cayeron restos de la explosión.”
Se ha especulado mucho sobre esta confusión y se apuntan diversas causas que lo explican:
Si el torpedo alcanzó al C-3 y no detonó, pudo abrir una vía de agua que condujese a la explosión de las baterías. Si el torpedo alcanzó al C-3 y explotó, la explicación de porque no se escucho la detonación, es atribuida a la dirección del viento. Los informes de la Kriegsmarine confirman el ataque de Grosse, pero ¿Pudo haber aprovechado este capitán la circunstancia de presenciar como se hundía el C-3 y atribuirse el mérito?.
También corrió el rumor del sabotaje. Algunos historiadores apuntan que Arbona había sido mantenido al mando del submarino a pesar de sus ideales nacionales, por su competencia, y en este mismo sentido se orientan las declaraciones de un compañero de Arbona:
“…se sospechó de su comandante, el cual había recibido el 18 de agosto un mensaje desde el bando sublevado acusándole de cobardía, ya que en el pasado había expresado ideas falangistas”.
El mensaje a que se refiere está firmado por el capitán de corbeta Fernández de Bobadilla y dice así:
“Arbona, tu que presumías de falangista no te has unido a nosotros por cobarde. Asco me da dirigirme a ti. Si lo hago es para que toda la dotación conozca que eres un cobarde, y lo mismo que has sido cobarde una vez lo serás mil veces”.
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Fuera como fuese el C-3 se fue al fondo con 37 marineros en su interior. Afortunadamente para Alemania su actuación permaneció en secreto, hasta muchos años después cuando el capitán francés Claude Houan descubrió en los archivos de la Kriegsmarine este hecho.
En febrero cayó Málaga y el C-3 pasó al olvido, y aunque se anunció su desaparición, el intento de los nacionales de hacer pasar los submarinos Archimide y Torricelli, por los desaparecidos C-3 C-5, sirvió para que los familiares dudasen cuales eran las verdaderas noticias. ¿Habían muerto sus familiares o se habían pasado de bando?.
Esta duda fue resuelta en 1997 con el descubrimiento del pecio por el abogado malagueño Antonio Checa. Mientras pescaba, quedó intrigado por unas manchas de gasoil que llegaban a la superficie, realizó inmersiones con cámaras de video submarinas, descubriendo un submarino partido en dos, posado a 70 metros de profundidad.
En octubre de 1998 la Armada envía a la zona al buque de salvamento “Mar Rojo” de cuyas investigaciones se desprende la identidad del submarino ¡EL C-3!.
La preparación:
Bucear en un pecio siempre es una experiencia única, cada uno tiene su propia historia, muchas veces acompañada de tragedias y de pérdidas humanas, en el caso del submarino “C3”, se han unido varios factores que lo han convertirlo en uno de los pecios mas emblemáticos de nuestras costas.
Se hundió en una guerra fratricida; de sus 40 tripulantes solamente se salvaron tres, aunque su situación era sobradamente conocida por la armada y por los pescadores locales, durante muchos años el “C3” ha ocupado un puesto de honor en el olvido colectivo.
Pero 65 años después de su hundimiento, desde Ocean Project nos hemos propuesto filmarlo, fotografiarlo y darlo a conocer; hemos empezado con este artículo y ya está en marcha la realización de un documental para televisión.
Para ello ha sido necesario descender hasta sus restos en mas de 15 ocasiones, con un consumo aproximado de 130.000 litros de aire, 60.000 litros de Oxigeno y 150.000 litros de Helio. En la mayoría de las ocasiones los miembros de nuestra asociación han tenido que desplazarse desde Valencia, Barcelona, Santander y Bilbao hasta Benalmádena, donde hemos contado con la inestimable ayuda y colaboración del Hotel Torrequebrada.
Diario de la última inmersión:
Ya está amaneciendo cuando soltamos amarras; la mañana se presenta oscura y el cielo se adivina encapotado, por desgracia, las previsiones meteorológicas han acertado, y nos esperan chaparrones y vientos variables de levante de fuerza 2, aumentando a fuerza 4 hacia el mediodía.
Mientras el barco “Luna”, capitaneado por Oscar Santos, abandona la bocana del puerto, cada miembro del equipo repasa mentalmente las tareas encomendadas; en esta ocasión el equipo estará formado por Amaya Olea, Daniel Santamaría y Armin S. Koppenhofer que realizarán las tareas de apoyo, iluminación y guías, Jordi Chias se ocupará de la fotografía submarina y Joseba Alberdi y yo mismo (Alberto Marín) de la filmación digital del submarino; también nos acompañan para la filmación en superficie, el cámara de televisión Hector Ripollés y el realizador y productor Carlos Menor Navarro.
Tras veinte minutos de navegación; llegamos al punto deseado, gracias a la pericia del capitán; la operación de colocar el cabo de descenso hasta el submarino se realiza sin contratiempos; en la superficie hemos colocado una gran boya , que además de facilitarnos las paradas de descompresión, sirve de referencia al capitán, ya que durante el tiempo que dure la inmersión el “Luna” navegará en círculos en la zona.
Tras veinte minutos de navegación; llegamos al punto deseado, gracias a la pericia del capitán; la operación de colocar el cabo de descenso hasta el submarino se realiza sin contratiempos; en la superficie hemos colocado una gran boya , que además de facilitarnos las paradas de descompresión, sirve de referencia al capitán, ya que durante el tiempo que dure la inmersión el “Luna” navegará en círculos en la zona.
Tras la dura tarea de colocarnos todo el equipo, Bibotella de 2x18 a la espalda con trimix 17/44 y dos botellas laterales para las paradas de descompresión, una con oxígeno y otra con EAN 40, nos pasan los equipos de filmación y saltamos al agua, tras las comprobaciones de rigor, descendemos a 6 metros, de nuevo comprobación de los equipos, todo OK, y continuamos el descenso.
A medida que descendemos, la oscuridad nos obliga a encender los focos a tan solo 20 metros de profundidad; mientras continuamos descendiendo pienso en la terrible agonía que debieron de sufrir los tripulantes del submarino en su último viaje a las profundidades.
Cuando ya llevamos dos minutos descendiendo, bajo nosotros comienza a perfilarse la fantasmal silueta del “C3”; reposa en un fondo de arena a 70 metros de profundidad, bastante escorado a estribor, una sección de unos ocho metros de la popa se encuentra en posición invertida y separada unos metros del resto del submarino. Una gran cantidad de redes y cabos cubren a modo de mortaja algunas partes del casco y en otras la piel exterior ha desaparecido por completo, dejando al descubierto tubos, válvulas, respiraderos de los tanques de lastre...etc.
La oscuridad es total, y a pesar de los mas de 500 W de potencia que llevamos en nuestros focos, debido a lo turbio del agua la visibilidad no supera los 3 metros. La corriente que nos ha acompañado durante el descenso, ha disminuido. Multitud de peces “tres colas” recorren el casco, vigilados de cerca por los congrios, que se ocultan entre las chapas; en la torre un bogavante parece montar guardia junto a la escotilla, ocupando el puesto del comandante Antonio Arbona Pastor.
Una vez en el interior un escalofrío me recorre el cuerpo, no solamente por los 11 grados del agua, sino por el recuerdo de los marinos que aquí reposan, en la zona en la que hemos penetrado todo está revuelto, el agua enseguida se enturbia y ante lo angosto del espacio y lo peligroso que resulta continuar, Joseba me hace señas para salir.
Ya en el exterior nos dirigimos hacia la proa; pasada la torreta nos encontramos con la base circular del cañón antiaéreo ya desaparecido, la manga va reduciéndose a medida que seguimos avanzando por lo que queda de la cubierta , hasta que de repente, ante nosotros aparece la afilada proa, nos dirigimos hacia su amura de babor, pero prácticamente ha desaparecido, comprobamos el mal estado en que se encuentra esa parte del casco, incluso los tubos lanzatorpedos son apenas reconocibles.
Amaya, señalándonos su cronómetro, nos recuerda que debemos ceñirnos escrupulosamente al Run-time programado, el tiempo ha pasado muy deprisa y Dani recogiendo su hilo guía nos conduce hasta el cabo de ascenso, por el camino nos encontramos con Armín y Jordi, que han estado fotografiando la zona central y la torreta, una vez recogidos los equipos de filmación, comenzamos el lento ascenso hacia la superficie, pero no sin antes echar una ultima mirada de despedida y respeto hacia el submarino.
En total tardaremos cerca de una hora en ascender, durante este tiempo deberemos respirar tres mezclas distintas para eliminar el helio y el nitrógeno acumulado en nuestro organismo.
A medida que vamos subiendo, la oscuridad va dejando paso a la luz, y la sensación de tristeza y soledad que se siente al bucear en el panteón submarino en que se ha convertido el “C3”, va dejando paso a la euforia y alegría que se siente por el trabajo bien hecho y por haber cumplido con creces los objetivos previstos.
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La lista de desaparecidos fué:
Alférez de Navío D. Antonio Arbona Pastor
Auxiliar 2º Naval D. Francisco López Lozano
Auxiliar 2º Electricidad y Torpedos D. Enrique Más Ayala
Auxiliar 2º Electricidad y Torpedos D. Manuel Pacheco López
Auxiliar 2º Radio D. Francisco Carrillo Mira
Auxiliar 2º de Torpedos D. Francisco Martín Portugués
Auxiliar 2º de Torpedos D. Carlos Sánchez Bernal
Auxiliar 2º de Máquinas D. José García Paredes
Auxiliar 2º de Máquinas D. Fulgencio Conesa Pérez
2º Maquinista D. José Sastre Gabarrón
3º Maquinista D. Miguel Palmer Bonet
3º Maquinista D. Antonio Asensio Martínez
3º Maquinista D. Juan Baamonde López
Cabo de Marinería D. José Rodriguez Ruiz
Cabo de Marinería D. Esteban Berenguer Robert
Cabo de Marinería D. José Sánchez Velasco
Cabo Electricista D. Pedro Saura Galindo
Cabo Electricista D. Joaquín Ruiz Baena
Cabo Electricista D. José Martínez Ponce
Cabo de Artillería D. Hipólito Rodríguez Anido
Cabo de Artillería D. Ismael Conte Aviño
Cabo Radio D. Constantino Blanco Sánchez
Cabo Enfermero D. Francisco Fuentes Quesada
Cabo de Fogoneros D. José Samper Torregrosa
Cabo de Fogoneros D. Francisco Torremé Sevilla
Marinero Carpintero D. José Carrión Luján
Marinero de 1ª D. José Caparrós Rubio
Marinero de 1ª D. Antonio Jiménez Saura
Marinero de 1ª D. Diego García Llamas
Marinero de 1ª D. Salvador Caparrós Rubio
Marinero de 1ª D. José Fernández Martínez
Marinero de 2ª D. José Limón García
Marinero de 2ª D. Pascual Martínez García
Marinero Cocinero D. Francisco Ros Nicolás
Fogonero Preferente D. Gabriel García García
Fogonero Preferente D. Benito Pardillo Bruno
Fogonero Preferente D. Bartolomé López Cobo
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