Scapa Flow
Por: Joaquín Torres Martinez
1. INTRODUCCIÓN
Scapa Flow es una extensión de agua de unas 12 millas de largo casi totalmente rodeada por las islas Orcadas.
Situadas en el Mar del Norte a escasas dos horas de navegación de la costa noreste escocesa. Si dirigimos la atención sobre tierra firme encontraremos que existen vistosos y fascinantes vestigios del intenso pasado de las islas.
Barracones abandonados, torretas de vigía al borde de los mas altos acantilados del Reino Unido, emplazamientos para cañones que defendían los canales de entrada, interminables monumentos conmemorativos y muestras de cariño para todas las víctimas de los enfrentamientos bélicos como es el caso del Lord Kitchener Memorial que rinde homenaje al ministro de defensa británico y a los mas de 600 hombres que desaparecieron a bordo del HMS Hampshire en 1916.
Durante años, Scapa Flow fue una fortaleza segura, bien protegida y armada de la Royal Navy.
Magníficos buques de guerra, y dramáticos episodios convierten la zona en todo un testigo de los días de infamia que no debemos olvidar y comprometen a los estados a mantener la paz y la concordia entre los pueblos.
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Durante la primera y segunda guerra mundial estuvo ubicado en la base naval de Lyness el cuartel general de operaciones del Atlántico, ahora, aparece reconvertido para el visitante en un fascinante museo. Piezas de artillería, minas, redes metálicas antisubmarinos, hélices de insignes buques, abundante material gráfico, utensilios de cocina extraídos del interior de los barcos alemanes poco después del hundimiento, un gran tanque de combustible que aloja en la actualidad una sala de proyecciones para disfrute del visitante e incluso un antiguo refugio antiaéreo en el que reza la siguiente inscripción "pass along past", hacen de esta base una invitación a pasear por la historia mas significativa de occidente. Pero lo que hace de Scapa Flow realmente fascinante es lo que hay bajo la superficie del mar, esto convierte a Orkney Island en un imán para los buceadores de hoy en día.
El 21 de Noviembre de 1918, siete días después de la firma del Armisticio, que intentaba poner punto y final a la Gran Guerra, la marina del Káiser es desarmada, desprovista de explosivos y cualquier material efectivo de guerra.
Los buques son aprovisionados de combustible y comida. Así, abandonan Wilhelmshaven camino de los puertos neutrales que indicaban británicos y norteamericanos en el tratado.
El grueso de la marina de guerra fue internada en Scapa Flow. Los buques son fondeados en hileras según clases.
Entonces las tripulaciones son enviadas de vuelta casa. Tan solo permanecen a bordo dotaciones de quilla que tendrán que pasar el duro invierno Orcadiano sin noticias de casa y del final de la guerra.
La mañana del 21 de junio del 1919 la Flota Imperial alemana de Alta Mar fue hundida para evitar que cayese en manos británicas.
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El rumor entre las mermadas tripulaciones de los buques alemanes de que la flota pasaría a manos enemigas y el total convencimiento de ello por parte del almirante al mando de la flota, von Reuter, fue suficiente para enviar 74 buques de guerra al fondo de Scapa Flow.
El almirante von Reuter, a bordo del crucero ligero Emdem, aprovechando un descuido de los buques británicos encargados de la vigilancia que habían salido a patrullar aguas exteriores; da la orden mediante señales con banderas y luces para mandar al fondo la orgullosa flota que se niega a rendirse en tan humillantes condiciones.
Al principio el almirantazgo británico pensó en dejar los restos de una de las marinas de guerra mas bellas que ha dado la historia naval descansando allí para siempre. Tras el final de la guerra había tantos restos de metal y chatarra que no era económicamente rentable recuperar los barcos para desguazarlos y convertirlos en materia prima aprovechable.
La situación cambio en los años veinte, el precio del metal y su demanda aumentaron así como el interés por recuperar los restos del mejor acero alemán que descansaba en el fondo de Scapa Flow.
El paso de las décadas vio como la mayoría de los buques fueros recuperados para su posterior desguace y en la actualidad solo 8 de la flota original descansan esperando ser explorados. Son los acorazados de 26.000 toneladas SMS Markgraf, SMS König y SMS Kronprinz Wilhelm y los cruceros ligeros de 5000 toneladas Dresden, Kölm, Brummer, Karlsruhe y el destructor de 900 toneladas V83 El trascurso de los años y la segunda guerra mundial de nuevo lleva a otros muchos barcos al fondo de Scapa Flow.
Muchos vapores, remolcadores, cargueros, suministros que se convirtieron en barreras que bloqueaban las entrada de los canales. Submarinos hundidos por cargas de profundidad. Grandes arrastreros que zozobraron a causa de los bravos temporales del Mar del Norte. Esta profusión de barcos hundidos ha convertido Scapa Flow en la meca europea del buceo en pecios. Miles de buceadores de toda Europa se dan cita en Scapa Flow cada temporada para explorar los restos de estos episodios.
Una noche de octubre del 1939 un submarino de la Kriegmarine, el U-47, al mando de Gunther Prien, logro eludir las defensas costeras en unos de los canales de entrada a Scapa Flow y consiguió torpedear el acorazado de 29.000 toneladas HMS Royal Oak mientras estaba fondeado.
En menos de cinco minutos el Royal Oak estaba quilla al aire. Se hundió a 30 metros de profundidad con gran parte de la tripulación atrapada en su interior. La explosión del torpedo afecto al generador eléctrico (power circuits) y todo bajo la cubierta principal quedo sin luz.
La tripulación, desesperada y a oscuras, corría por los pasillos buscando una salida, una esperanza y escapar de las frías aguas del Mar del Norte mientras el barco quedaba panza arriba. 833 hombres murieron en ese ataque.
Hoy en día el Royal Oak es una tumba de guerra.
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Ya en los años veinte un ingeniero escocés Mr. Cox consigue que el Almirantazgo le venda la flota por un precio irrisorio. Su objetivo, rescatar los barcos del fondo de la bahía y reciclar el acero alemán.
Esto suponía una hazaña a la que nadie se había enfrentado antes. Sin apenas conocimientos de salvamento y recuperaciones marítimas el intrépido Mr. Cox se lanza a la aventura. Poco a poco consigue sacar los barcos a flote con innovadores sistemas de inyección de aire en los cascos de los buques.
En el plano personal cabe reseñar a un Mr. Cox como persona atenta, humana y responsable con sus trabajadores. Es lógico que consiguiese la simpatía de todos los que formaron parte de sus equipos. Incluso hoy nietos de aquellos buzos que rescataron la flota siguen recibiendo cada navidad una botella de Highland Park, agradeciendo su implicación en aquel proyecto.
Actualmente el acero alemán tiene un gran valor para la ciencia.
Las explosiones atómicas y nucleares tanto de la segunda guerra mundial como en posteriores experiencias marcan radiactivamente todo cuanto hay en el planeta, excepto el acero alemán que queda exento en el fondo de Scapa Flow.
Este acero es de gran importancia en la fabricación de material quirúrgico, en sistemas de navegación en aeronaves espaciales y en metrología donde se usa como patrón de calibrado.
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