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HISTORIAS DE BUCEO Y SUBMARINISMO
por NICO
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En el desierto verde
Empezaba un nuevo día, eran aproximadamente las once de la mañana. En horario normal me suelo levantar antes, pero llegado el verano todo vale. Estos días me los pasé en casa de mis tíos en Las Palmas. Y ese día, un domingo de agosto, el Puerto de La Luz organizaba unas actividades acuáticas gratis y una comida final. Se harían en la playa de las Canteras y a esa hora ya habían empezado.
Únicamente me vestí, puesto que comería allí más tarde, aparte era porque ya llegaba tarde. Mi tía me acompañó, no tuvimos que caminar mucho, puesto que viven a no más de doscientos metros de la playa. Al llegar vimos que era una actividad inusual por allí, o por lo menos eso pensamos al ver a tanta gente congregada y sólo mirando.
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Bajamos por una rampa hasta lo que parecía una entrada a un almacén, lleno de trajes, chalecos, neumáticas, etc... Allí vi a un amigo instructor, con quien casi hago el curso, pero que al final no fue así. Tras saludarnos mi tía habló con un amigo que se encargaba de aquello, me dijo que me metiera allí con un buceador que acababa de llegar de hacer una inmersión con otra gente al final del muelle.
Me probé unos cuantos trajes, allí abundaban, hasta que al final me puse el adecuado. También me coloqué escarpines, un cinturón de lastre y las gafas, las temidas gafas el día anterior. Le dije que las primeras que me dio me quedaban grandes, y las segundas estaban rotas. A la tercera y como se suele decir va la vencida. Me las puse y me quedaban bien, le pregunté si no me entraría agua, a lo que me contestó que intentara respirar por la nariz, si no entraba aire no entraría agua. La explicación me sirvió y tranquilizó.
Aún me faltaba el equipo pesado, cosa que no tardaría en conseguir. Me dijo que bajara por el muelle y que me sumergiera con el primer monitor que saliera del agua, y eso hice. No pasó nada de tiempo hasta que salieron del agua un instructor y un señor, según dijeron acabaron demasiado pronto por que le dolían las rodillas al hombre, y se iba a operar en breve.
Tras saludarnos me ayudó a colocarme el chaleco y la botella, y me dio unas aletas. Ya que ellos se paraban a explicar cosas en superficie le comenté que estaba haciendo un curso de buceo, así se ahorraría las sencillas explicaciones de los signos y demás.
Nos metimos, todavía sin aletas, en el agua. Allí me dijo cómo tendría que ponérmelas y eso hice, hasta entonces no me las había colocado ya en el mar. Al final y todo me tuvo que ayudar, soy un mal amañado, que se le va a hacer.
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No tardamos mucho en meternos, todo estaba revuelto, el tiempo no era el más idóneo, pero el lugar estaba protegido de las corrientes y no llegaba oleaje alguno. No se veía casi nada, era todo desierto en un horizonte verdoso, horizonte distinto a los que había visto hasta ahora en otras inmersiones.
Bajo el agua intentaba buscar el final de la tráquea del chaleco, para por lo menos intentar controlar muy poco la flotabilidad. El instructor me vio buscando sin éxito, y no se cómo lo supo, pero me dio exactamente eso, serán cosas de la práctica. Cuando me lo pasó lo desinflé un poquito más, y toqué el suelo, lo hinché un poquito y me fui contra la parte baja de una barca, al final conseguí un poco estar a media altura y seguirlo. Eso de la flotabilidad es mas difícil de lo que parece, pero, cómo dice mi instructor, en poco más de trescientas inmersiones seguro que lo controlas todo.
A la vuelta me pasó algo curioso, vi la soledad de un alga vagando por el mar arrastrada por la corriente, pegada al suelo. Situación parecida a esas bolas no se de qué, que vagaban por las antiguas ciudades del oeste. Esas situaciones típicas en las películas de vaqueros e indios.
Fijándome en el monitor vi como se llenaba las gafas de agua para luego vaciárselas. Cosa que, no se por qué, me puso muy nervioso, y me dieron ganas hasta de subir a superficie. Viendo el panorama creo que ya se lo que tengo que practicar en un futuro próximo respecto al buceo.
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No pasado mucho tiempo desde eso emergimos, al parecer el monitor había visto una de las neumáticas demasiado cerca. Las neumáticas eran las que transportaban gente por de la playa cómo otra de las actividades organizadas, aparte del kayak o el windsurf. Por lo qué había unas cuantas y dando muchas vueltas.
La subida por esa rampa no fue fácil. La caída parecía inminente, pero me ayudaron a subir. Allí el monitor me ayudó a quitarme el chaleco y la botella y la dejó en el suelo, para los próximos en bajar. Me despedí de él, subí media rampa y mi tía me sacó algunas fotos, al parecer le hace ilusión sacarme fotos con el traje de buceo.
A media altura me llamaron para que le dejase mis gafas y mis escarpines a una chica, que iba a ser la que se sumergiese ahora, junto con algunas amigas. Ese día los instructores estaban muy ocupados, eran las dos y media y empezaron a las nueve. Por esta razón no intenté bucear otra vez.
Lo que hice fue subirme en una neumática y dar una vuelta por los alrededores. Qué magnifico paseo, y qué cómodo estaba yo allí. La gente era muy amable y conversaban con el que conducía. Nos encontramos con muchos haciendo Snorkel por allí, es que son unos fondos muy bonitos. El hombre nos paró en una determinada zona, en la cuál pudimos ver lo verde que era el fondo, y parecía que no era muy profundo aquello, parecía...
No pudimos pasar la barrera que hay en la playa, barrera natural de rocas que protege de corrientes y oleaje porque había mal tiempo. Así que volvimos.
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Era la hora de comer y en una gran mesa improvisada y con unas sillas comimos. Al final me enteré de que las instalaciones eran del club náutico Victoria, que se las había prestado al puerto para las actividades, supongo que por algún precio. Las instalaciones en sí contenían baños, aulas de aprendizaje, habitaciones, una gran recepción, una cocina y un gran garaje en dónde colocaban lo que comenté anteriormente.
Iban trayendo mucha comida, no éramos pocos tampoco. Había papas arrugadas con mojo, paella de marisco, pescado empañado, croquetas de atún hasta tarta de chocolate, y las bebidas eran también muy variadas, seven up, coca-cola, clipper, cerveza, etc.
Por la tarde hicieron más actividades, pero mi tía y yo nos fuimos después de comer, y yo me quedé dormido, sería la emoción del día.
Espero que ésta, cómo las otras crónicas de mis inmersiones les halla gustado leer. Seguro que muchas de las situaciones vividas les recuerdan a sus comienzos, gracias por la atención prestada. Hasta la próxima.
Este ha sido el relato de una inmersión fantástica dentro de un día maravilloso en la playa de las Canteras, Las Palmas. Una inmersión pagada por el puerto de La Luz y con monitores fantásticos.
Para cualquier cosa mi Messenger es alfajulietalfa@hotmail.com Me gustaría compartir SENSACIONES y experiencias con vosotros. Muchas gracias por la atención prestada. Hasta la siguente historia. Un Saludo, Nico.
Un Saludo, Nico.
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