Hace año y medio tuve la oportunidad de hacer un Safari un poco "diferente". Botswana ofrece una manera más natural de hacer Safaris, quedándote en tiendas de campaña en mitad de la sabana, en campamentos improvisados y con un contacto directo con los animales. No hay vallas, limitaciones, ni armas, así que la experiencia y profesionalidad de los guías es la única defensa. Acojona un poco (bastante) cuando te explican las reglas de la noche: no salir ni a mear, salvo que quieras tener una conversación con un leopardo o con las hienas que suelen acercarse, o cuando escuchas un rugido muy cercano que no es el ronquido del de la tienda de al lado, o cuando no puedes darte una ducha porque hay un elefante comiéndose las hojas del arbol donde se ha colgado la regadera, o... Bueno, ya os hacéis una idea.
Por otro lado, la experiencia de ver todo esto desde un 4x4 abierto a tan mínima distancia te pone los pelos de punta, incluso ahora recordando aquellas SENSACIONES.