Piscinas naturales, buceo, surf, ecoturismo, historia, gastronomía, flora y fauna marina convierten a las playas del nordeste de Brasil en sitios cada vez más demandados por turistas brasileños y argentinos deseosos por descubrir lugares nuevos en ese país.
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Piletas a cielo abierto

Localizada en el municipio de Ipojuca, litoral sur de Pernambuco y a 65 km de Recife, Puerto de Gallinas ofrece más de 18 kilómetros de playa de arena blanca, con aguas transparentes y tibias, repletas de coqueros y alejadas del caos urbano. Anualmente, el municipio recibe 500 mil turistas de diversos estados de Brasil, principalmente de San Pablo, Minas Gerais y del distrito federal.

Son siete playas continuas e inolvidables. Sus aguas tibias y cristalinas dan origen a verdaderos acuáticos formados por corales. La principal atracción de la región son las piscinas naturales visitadas por millares de turistas anualmente. Entre los puntos históricos se encuentra el Convento de San Antonio, fundado en 1606 y convertido en patrimonio histórico nacional en 1937.

Asimismo, Puerto de Gallinas es perfecto para la práctica de deportes como buceo y surf. Para quienes disfrutan surfear, los puntos más buscados de la región son el «out side da vila», Playa del Cupe (en el trecho del Merepe), y la Bahía de Maracaípe. La temperatura del agua en la noche es de 28 °C, lo que facilita la práctica de deportes en este horario al estar iluminado por reflectores instalados en las playas.

Arenas blancas y ecoturismo

Por su parte, Itacaré, situada en el litoral sur de Bahía, es conocida mundialmente por sus bellas playas. El municipio forma parte del área de Preservación Ambiental del Estado (APA) y es uno de los principales destinos de ecoturismo de Brasil.

La formación geológica del nordeste brasileño dio a Itacaré características únicas y deslumbrantes. En la faja costera existen coqueros, manglares y playas de agua cristalina, además de ríos, cataratas y caminatas por la Mata Atlántica.

Las playas de la región presentan singularidades que dan al turista la oportunidad de conocer características naturales diversas en una misma localidad. El litoral de Itacaré abriga playas extensas y costas cubiertas por mata. Las próximas a la ciudad presentan buena infraestructura turística, mientras que las más alejadas, accesibles, muchas veces, solamente por caminatas, son ideales para quienes desean estar más próximos a la naturaleza.

El centro histórico de la ciudad exhibe vestigios de la época jesuita. Monumentos, iglesias y la propia Casa de los Jesuitas permiten al turista revivir el pasado de la ciudad. Los bares y casas nocturnas tocan reggae, forró y rock, ritmos que representan los más significativos de la ciudad.

La culinaria bahiana es mundialmente famosa por su tempero marcante. Los platos, caracterizados por el uso de ingredientes de origen africano, como el aceite de dendê, leche de coco, jengibre y pimienta, hacen que el turista experimente, también por medio del paladar, la esencia bahiana. Imposible de perderse la moqueca, uno de los principales platos de cocina local: los frutos de mar o pescados son cocinados con aceite de dendê, pimentón, tomate, culantro, cebolla y leche de coco.

Elegida por los amantes del buceo

En cuanto a Maragogi, se ubica en el litoral norte de Alagoas, en plena Costa dos Corais. Con una área de 335 km y un clima tropical caliente y húmedo, Maragogi se ubica a 125 km de Maceió y Recife.

Varios escenarios componen los atractivos de Maragogi: villa de pescadores, antiguos molinos, haciendas con reservas, pistas de Mata Atlántica, abundancia de coqueirais, playas bellísimas de aguas cristalinas, con especial mención para las playas de San Bento, Peroba, Burgalhau, Barra Grande, piscinas naturales, ríos con preservados manguezais, etcétera.

La diversidad de Maragogi fascina a los enamorados por el buceo. Son los arrecifes de coral con su riqueza en flora y fauna, que en la marea baja forman bellas piscinas naturales. Estas formaciones coralinas integran el área de Preservación Ambiental Costa dos Corais, que se extiende de Paripueira, en Alagoas, hasta Tamandaré, en Pernambuco. Son tres las áreas abiertas a las visitas: Galés, de casi 6 kilómetros del litoral, Taocas y Barra Grande.

El municipio de Maragogi posee, además, una artesanía diversificada y muy bien elaborada. Diversos especialistas trabajan materias primas como la hebra del plátano, casco del coco, escamas de pez, algas marinas, semillas y botellas PET, entre otros.

En cuanto a la gastronomía, además de frutos del mar, una de las especialidades de la cocina de Maragogi es el Bolo de Goma, hecho artesanalmente en el poblado de San Bento.

Con una óptima infraestructura turística, la ciudad dispone dos de los hoteles más lujosos de Alagoas, de categoría internacional, hosteles, hoteles-hacienda, restoranes, centros de artesanía y varias opciones de ocio, agregan calidad a los servicios del municipio.

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