La segunda expedición al "Gran Burato" liderada por geólogos del campus está a punto de regresar a puerto para instalar a bordo del Sarmiento de Gamboa un robot submarino no tripulado que grabará imágenes de alta definición y recogerá muestras a dos mil metros de profundidad que ayudarán a concretar la extensión del yacimiento de gas. El vehículo pertenece a la empresa viguesa ACSM Agencia Marítima, que también aportará un equipo de entre cuatro o cinco técnicos para manejarlo en alta mar.
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El minisubmarino tiene capacidad para trabajar durante doce horas diarias de forma ininterrumpida en el área de estudio, situada a unos 220 kilómetros al noroeste de nuestras costas y con una superficie de 1.130 km2. El buque podría poner rumbo al "Gran Burato" el próximo día 28 o el 29 y utilizará el robot durante una semana antes de regresar de nuevo para cambiar de instrumental científico y emprender la tercera y última etapa de la misión hasta mediados de septiembre.
El ingenio, fabricado en Reino Unido, es el modelo Cougar de la empresa Seaeye, perteneciente al Grupo Saab, y consta de cámaras y dos brazos manipuladores a los que se les pueden acoplar diferentes herramientas. Sus capacidades lo convierten en una herramienta muy apreciada para las inspecciones de fondos submarinos o pecios, las operaciones de rescate o limpieza y las diferentes necesidades de la industria del petróleo o el gas.
El Cougar forma parte de la flota de vehículos de control remoto (ROV) y barcos que posee ACSM, una firma con una gran experiencia en los trabajos offshore y de cables submarinos. Su personal especializado también está habituado a participar en campañas científicas, de hecho, la empresa es la encargada de mantener y operar el "Liropus", el robot submarino adquirido por el IEO el año pasado, cuando llegó a plantearse su uso en la segunda misión al "Gran Burato".
"El Cougar es un vehículo eléctrico de los denominados Light Work-Class y su principal ventaja es su operatividad. Es ligero y fácil de transportar aunque tiene potencia y puede bajar hasta los dos mil metros de profundidad", destaca José Cubeiro, director de ACSM.
El ROV, con unas medidas de 1,30 metros de largo por 0,90 de ancho y un peso de quinientos kilos, se sumerge en el agua dentro de una jaula de una tonelada. Una vez que alcanza el fondo, el robot abandona esta estructura, a la que permanece unido por una especie de cordón umbilical, y puede desplazarse en un radio de 150 metros gracias a sus seis hélices: cuatro para el avance horizontal y dos, para el vertical.
El minisubmarino procede de Reino Unido, pero el resto de las infraestructuras tecnológicas que necesita para poder operar son made in Galicia. "El sistema de virado y arriado (LARS) se fabricó en Vigo siguiendo nuestras directrices y la cabina de control la diseñamos y fabricamos nosotros en nuestra base logística del polígono Río del Pozo de Narón, en Ferrol", apunta Cubeiro.
Esta cabina utiliza un contenedor estándar de unos veinte pies y cinco toneladas de peso que se instalará en la cubierta del Sarmiento de Gamboa y desde la que los técnicos de la empresa viguesa controlarán todos los movimientos del submarino.

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